lunes, 25 de enero de 2016

Los siete domingos de san José (C)

Modelo C
con textos de la Exhortación apostólica “La alegría del Evangelio”
del papa Francisco, 24 noviembre 2013

1º domingo = La generación de Jesús

            "La generación de Jesucristo fue así: Estando desposada su madre María con José, antes de que conviviesen, se encontró que había concebido en su seno por obra del Espíritu Santo." (Mt 1, 18).

Con Jesucristo siempre nace y renace la alegría (EG, 1).
La evangelización está esencialmente conectada con la proclamación del Evangelio a quienes no conocen a Jesucristo o siempre lo han rechazado. Muchos de ellos buscan a Dios secretamente (…) Todos tienen el derecho de recibir el Evangelio. Los cristianos tienen el deber de anunciarlo sin excluir a nadie, no como quien impone una nueva obligación, sino como quien comparte una alegría (EG, 14).

2º domingo = Las dudas de san José

Imagen de san José que tiene el papa Francisco
en su mesilla y al que le encomienda los asuntos
 más o menos difíciles
            "José, su esposo, como era justo y no quería denunciarla, resolvió repudiarla en secreto. El tenía este plan cuando se le apareció en sueños un ángel del Señor, que le dijo: «José, hijo de David, no temas retener a María (…) Cuando José despertó del sueño, hizo como le había mandado el ángel del Señor, y retuvo a su esposa. Y sin que antes la conociera, dio a luz un hijo, al cual puso por nombre Jesús" (Mt 1, 18-25).

Un anuncio renovado ofrece a los creyentes, también a los tibios o no practicantes, una nueva alegría en la fe (…) Él siempre puede, con su novedad, renovar nuestra vida y aunque atraviese épocas oscuras y debilidades eclesiales, la propuesta cristiana nunca envejece. Jesucristo también puede romper los esquemas aburridos en los cuales pretendemos encerrarlo y nos sorprende con su constante creatividad divina (EG, 11).

3º domingo = Nacimiento de Jesús

            "Todos iban a empadronarse, cada uno a su ciudad. Subió también José desde Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David que se llama Belén, porque él era de la casa y familia de David, para inscribirse con María, su esposa, que estaba encinta. Y aconteció que, mientras estaban ellos allí, se cumplieron los días del alumbramiento, y dio a luz a su hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo reclinó en un pesebre porque no había sitio para ellos en la posada" (Lc 22, 1-7).

Invito a cada cristiano, en cualquier lugar y situación en que se encuentre, a renovar ahora mismo su encuentro personal con Jesucristo o, al menos, a tomar la decisión de dejarse encontrar por Él, de intentarlo cada día sin descanso. No hay razón para que alguien piense que esta invitación no es para él (EG, 3).
María es la que sabe transformar una cueva de animales en la casa de Jesús, con unos pobres pañales y una montaña de ternura (EG, 286).

4º domingo = La presentación del Niño en el templo

            "Cuando se les cumplió el período de la purificación, conforme a la ley de Moisés, lo llevaron a Jerusalén para presentarlo al Señor (...) Cuando traían los padres al niño Jesús para cumplir lo que sobre él mandaba la ley, Simeón, varón justo y piadoso, lo tomó en sus brazos y alabó a Dios (...) Su padre y su madre estaban admirados con las cosas que se decían de él" (Lc 2, 22-33).

En su constante discernimiento, la Iglesia también puede llegar a reconocer costumbres propias no directamente ligadas al núcleo del Evangelio, algunas muy arraigadas a lo largo de la historia, que hoy ya no son interpretadas de la misma manera y cuyo mensaje no suele ser percibido adecuadamente. Pueden ser bellas, pero ahora no prestan el mismo servicio en orden a la transmisión del Evangelio. No tengamos miedo de revisarlas. Del mismo modo, hay normas o preceptos eclesiales que pueden haber sido muy eficaces en otras épocas pero que ya no tienen la misma fuerza educativa como cauces de vida. Santo Tomás de Aquino destacaba que los preceptos dados por Cristo y los Apóstoles al Pueblo de Dios «son poquísimos». Citando a san Agustín, advertía que los preceptos añadidos por la Iglesia posteriormente deben exigirse con moderación «para no hacer pesada la vida a los fieles» y convertir nuestra religión en una esclavitud, cuando «la misericordia de Dios quiso que fuera libre» (EG, 43).

5º domingo = La visita de los magos

Nacido Jesús en Belén de Judá en tiempos del rey Herodes, unos Magos llegaron de Oriente a Jerusalén (…) Y he aquí que la estrella que habían visto en el Oriente iba delante de ellos, hasta pararse sobre el sitio donde estaba el niño. Al ver la estrella se llenaron de inmensa alegría. Y entrando en la casa, vieron al niño con María, su madre, y postrándose le adoraron; luego, abrieron sus cofres y le ofrecieron presentes: oro, incienso y mirra (Mt 2,1-11.

La Iglesia «en salida» es una Iglesia con las puertas abiertas. Salir hacia los demás para llegar a las periferias humanas (…) mirar a los ojos y escuchar, o renunciar a las urgencias para acompañar al que se quedó al costado del camino (EG, 46).
Si la Iglesia entera asume este dinamismo misionero, debe llegar a todos, sin excepciones (…) no tanto a los amigos y vecinos ricos sino sobre todo a los pobres y enfermos, a esos que suelen ser despreciados y olvidados, a aquellos que «no tienen con qué recompensarte» (Lc14,14) (EG, 48).

6º domingo = La huida a Egipto

"Después que se marcharon (los magos), un ángel del Señor se apareció durante el sueño a José y le dijo: «Levántate, toma al niño y a su madre, huye a Egipto, y estate allí hasta que yo te diga: porque Herodes va a buscar al niño para matarlo». Él se levantó, tomó al niño y a su madre por la noche y partió a Egipto, y allí permaneció hasta la muerte de Herodes para que se cumpliese lo que el Señor había dicho por medio del profeta: «De Egipto llamé a mi hijo» (Mt 2,13-.

Hoy, en este «id» de Jesús, están presentes los escenarios y los desafíos siempre nuevos de la misión evangelizadora (…) todos somos invitados a salir de la propia comodidad y atreverse a llegar a todas las periferias que necesitan la luz del Evangelio (EG, 20).
Es vital que hoy la Iglesia salga a anunciar el Evangelio a todos, en todos los lugares, en todas las ocasiones, sin demoras, sin asco y sin miedo. La alegría del Evangelio es para todo el pueblo, no puede excluir a nadie (EG, 23).
La adoración del antiguo becerro de oro (cf. Ex 32,1-35) ha encontrado una versión nueva y despiadada en el fetichismo del dinero y en la dictadura de la economía sin un rostro y sin un objetivo verdaderamente humano. La crisis mundial, que afecta a las finanzas y a la economía, pone de manifiesto (…) sobre todo, la grave carencia de su orientación antropológica que reduce al ser humano a una sola de sus necesidades: el consumo (EG, 55).

y 7º= El establecimiento en Nazaret

            Muerto Herodes, un ángel del Señor se apareció durante el sueño a José en Egipto y le dijo: «Levántate, toma al niño y a su madre y vuelve a tierra de Israel porque han muerto lo que buscaban matar al niño». Él se levantó, tomó al niño y a su madre y entró en tierra de Israel. Pero habiendo oído que Arquelao reinaba en Judea en lugar de su padre Herodes, temió ir allí y avisado durante el sueño, se retiró a la región de Galilea. y fue a habitar a una ciudad llamada Nazaret para que se cumpliera lo que habían dicho los profetas: «Será llamado Nazareno» (Mt 2, 19-23).

María sabe reconocer las huellas del Espíritu de Dios en los grandes acontecimientos y también en aquellos que parecen imperceptibles. Es contemplativa del misterio de Dios en el mundo, en la historia y en la vida cotidiana de cada uno y de todos. Es la mujer orante y trabajadora en Nazaret (EG, 288).
No faltan las etapas de aridez, ocultamiento, y hasta cierta fatiga, como la que vivió María en los años de Nazaret, mientras Jesús crecía (EG, 287).
Sueño con una opción misionera capaz de transformarlo todo, para que las costumbres, los estilos, los horarios, el lenguaje y toda estructura eclesial se convierta en un cauce adecuado para la evangelización del mundo actual más que para la autopreservación (EG, 27).
En el seno de la Iglesia hay innumerables cuestiones acerca de las cuales se investiga y se reflexiona con amplia libertad. Las distintas líneas de pensamiento filosófico, teológico y pastoral, si se dejan armonizar por el Espíritu en el respeto y el amor, también pueden hacer crecer a la Iglesia, ya que ayudan a explicitar mejor el riquísimo tesoro de la Palabra. A quienes sueñan con una doctrina monolítica defendida por todos sin matices, esto puede parecerles una imperfecta dispersión (EG, 40).

Consideración final

A la Madre del Evangelio viviente le pedimos que interceda (…) Ella se dejó conducir por el Espíritu, en un itinerario de fe, hacia un destino de servicio y fecundidad. Nosotros hoy fijamos en ella la mirada, para que nos ayude a anunciar a todos el mensaje de salvación, y para que los nuevos discípulos se conviertan en agentes evangelizadores (EG, 287).
Cada vez que miramos a María volvemos a creer en lo revolucionario de la ternura y del cariño. En ella vemos que la humildad y la ternura no son virtudes de los débiles sino de los fuertes, que no necesitan maltratar a otros para sentirse importantes (EG, 288).

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