Catequesis
sobre el Padre nuestro
Marzo y Abril de 2019 (Resumen
literal)
Miércoles
6 marzo
Comenta la tercera petición del Padre nuestro. “Hágase tu voluntad” y recuerda que su voluntad es salvar al que se ha perdido como nos enseña Jesús.
Miércoles 27 marzo
“Venga
a nosotros tu reino”.
Jesús
ya desde el comienzo de su misión anunciaba la llegada del Reino, y
animaba a la gente a convertirse. Jesús
enseñó que el Reino de
Dios
crece y se propaga con paciencia y mansedumbre.
Que a pesar de tener una apariencia humilde, como un grano de mostaza
o un poco de levadura, lleva dentro una fuerza capaz de transformar
los corazones y el mundo.
“Venga
a nosotros tu reino”
repite
con insistencia el cristiano. Jesús ha venido, pero el mundo todavía
está marcado por el pecado, poblado por tanta gente que sufre, por
personas que no se reconcilian y no perdonan, por guerras y tantas
formas de explotación.
El
Papa pidió dirigir esa advocación (venga tu reino) "a
todos los que han luchado por la Justicia, a
todos
los mártires de la Historia,
a
los que han llegado a la conclusión de que han luchado por nada y
que en este mundo domina el mal, a
las personas que están derrotadas y dobladas por la vida, a los que
han saboreado más odio que amor”.
Francisco
aseguró que “Dios
nos precede siempre, Dios nos sorprende siempre”
y señaló que
“gracias a Él después de la noche del Viernes Santo hay un
amanecer de Resurrección capaz de iluminar con esperanza al mundo
entero”.
Miércoles 13 marzo
NO
HAY CATEQUESIS POR ESTAR DE EJERCICIOS
Miércoles 20 marzo
Comenta la tercera petición del Padre nuestro. “Hágase tu voluntad” y recuerda que su voluntad es salvar al que se ha perdido como nos enseña Jesús.
“Al
rezar ‘hágase
tu voluntad’,
no estamos invitados a bajar servilmente la cabeza. Más bien, el
Padre nuestro es la oración de los hijos que conocen el corazón de
su padre y están seguros de su designo de amor”.
“El
Padre Nuestro nos empuja a transformar el mundo con el amor. El
cristiano no cree en un hecho ineludible. No hay nada aleatorio en la
fe de los cristianos”.
Miércoles 27 marzo
Hoy
pasamos a analizar la segunda parte del “Padre nuestro”, en la
que presentamos nuestras necesidades a Dios. Esta segunda parte
comienza con una palabra que huele a vida cotidiana: el
pan.
Con
el “Danos
hoy nuestro pan de cada día”,
el
Papa recuerda que “no
somos autosuficientes, sino que dependemos de la bondad de Dios”.
El
pan
significa lo necesario para la vida: alimento, agua, casa, medicinas,
trabajo.
“Es
una súplica que surge de la misma existencia humana, con sus
problemas concretos y cotidianos”.
Jesús
“nos
enseña a pedir al Padre el pan cotidiano”,
unidos a tantos hombres y mujeres, para quienes esta oración “es
un grito doloroso que acompaña el ansia de cada día”, porque se
carece de lo necesario para vivir”.
“El
pan que el cristiano pide en oración no es ‘mío’, sino
‘nuestro’. Jesús invita a suplicar «nuestro
pan»,
sin egoísmos, en fraternidad”.
Miércoles 10 abril
Consideramos hoy la petición del Padre nuestro,
que dice: “Perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que
nos ofenden”.
Por muy santa que sea nuestra vida siempre somos
deudores ante Dios. Por eso la soberbia es la actitud más negativa en la vida
cristiana. Se arraiga en el corazón sin que muchas veces nos demos cuenta, e
incluso afecta a las personas que llevan una intensa vida religiosa. Nos hace
creer que somos mejores que los demás, casi semejantes a Dios, amenazando así
con romper la fraternidad.
Somos deudores porque todo lo hemos recibido: la
existencia, los padres, la amistad, la belleza de la creación… En nuestra vida
personal se refleja también como un mysterium
lunae, es decir: un misterio de la luna. Al igual que la luna no brilla con
luz propia sino que refleja la luz del sol, también nosotros reflejamos una luz
que no es nuestra, sino que la hemos recibido.
Miércoles 24 abril (en la octava de Pascua)
Completa la catequesis con la 5ª petición del Padre nuestro.
En esta invocación se produce una relación de benevolencia vertical – de Dios
con nosotros- y otra horizontal – de nosotros con nuestros hermanos. Pensándolo
bien, la invocación también podría limitarse a esta primera parte, sería
bonita. En cambio, Jesús la suelda con una segunda expresión que es una con la
primera. “Le pedimos al Señor que perdone
nuestras deudas, nuestros pecados, ‘como’ nosotros perdonamos a nuestros amigos, a
la gente que vive con nosotros, a nuestros vecinos, a las personas que nos han
hecho algo que no era agradable”.
Ha indicado que Dios le da a cada cristiano la gracia de
escribir “una historia de bien en la vida
de sus hermanos. Con una palabra, un abrazo, una sonrisa, podemos transmitir a
los demás lo más precioso que hemos recibido”, el perdón.
De Dios hemos recibido todo, en términos de naturaleza y
gracia, fruto del amor infinito que nos tiene y por eso todos tenemos con Él
una deuda inagotable, pero -recuerda el Papa- a veces nos olvidamos de dar las
gracias.
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