para revivir la vida
de Jesús resucitado hasta Pentecostés
Son
14 estaciones con textos del Papa Francisco de la Exh ap “La alegría del
Evangelio” -Evangelii gaudium (EG)- sobre el anuncio del Evangelio en el mundo actual.
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Monición introductoria
De la homilía de Francisco en la Vigilia
de abril 2017:
Allí
están, frente al sepulcro, entre el dolor y (…) en el rostro de estas mujeres
podemos encontrar los rostros de tantas madres y abuelas, el rostro de niños y
jóvenes que resisten el peso y el dolor de tanta injusticia inhumana.
Ellas, en su dolor, son
el rostro de todos aquellos que, caminando por la ciudad, ven crucificada la
dignidad. En el rostro de estas mujeres, están muchos rostros, quizás
encontramos tu rostro y el mío.
1ª ESTACIÓN:
JESÚS RESUCITA Y MATA A LA
MUERTE
* Te adoramos, oh Cristo, y te
bendecimos.
+ Que por
tu santa pascua redimiste al mundo.
Pasado el sábado, al alborear el día primero de la semana,
fueron María Magdalena y la otra María a ver el sepulcro (Mt 28,1-7).
Y encontraron que la piedra estaba removida del sepulcro.
Pero al entrar, no encontraron el cuerpo del Señor Jesús. Y sucedió que… se les
presentaron dos varones con vestidura refulgente… ellos les dijeron: ¿Por qué buscáis entre los muertos al
que está vivo? No está aquí,
sino que ha resucitado (Lc 24, 2-7).
No podemos
olvidar que la mayoría de los hombres y mujeres de nuestro tiempo vive
precariamente el día a día, con consecuencias funestas (EG, 52).
Hoy tenemos
que decir «no a una economía de la exclusión y la inequidad». Esa economía
mata. No puede ser que no sea noticia que muere de frío un anciano en situación
de calle y que sí lo sea una caída de dos puntos en la bolsa (…) Hemos dado
inicio a la cultura del «descarte» (…) Los excluidos no son «explotados» sino
desechos, «sobrantes» (EG, 53).
La cultura
del bienestar nos anestesia y perdemos la calma si el mercado ofrece algo que
todavía no hemos comprado, mientras todas esas vidas truncadas por falta de
posibilidades nos parecen un mero espectáculo que de ninguna manera nos altera
(EG, 54).
V/ Verdaderamente ha
resucitado el Señor. Aleluya.
R/ Como anunciaron las
Escrituras. Aleluya.
2ª ESTACIÓN:
EL RESUCITADO SE APARECE A MARÍA MAGDALENA.
* Te adoramos, oh Cristo, y te
bendecimos.
+ Que por tu santa pascua redimiste al mundo.
El
día siguiente al sábado, al amanecer, cuando todavía estaba oscuro, fue María
Magdalena al sepulcro y vio quitada la piedra del sepulcro (…) Le dijo Jesús: Mujer,
¿por qué lloras? ¿A quién buscas? Ella, pensando que era el hortelano, le
dijo: Señor, si te lo has llevado tú, dime dónde lo has puesto y yo lo
recogeré.
Jesús le dice: «María». Volviéndose, ella le
dijo en su lengua: Rabbuni, que equivale a "Maestro" (Jn
20, 1.15.16).
Invito
a cada cristiano, en cualquier lugar y situación en que se encuentre, a renovar
ahora mismo su encuentro personal con Jesucristo o, al menos, a tomar la
decisión de dejarse encontrar por Él, de intentarlo cada día sin descanso. No
hay razón para que alguien piense que esta invitación no es para él (EG, 3).
Muchos
laicos (…) tratan de escapar de cualquier compromiso que les pueda quitar su
tiempo libre (…) algo semejante sucede con los sacerdotes, que cuidan con
obsesión su tiempo personal (EG, 81).
Se
desarrolla la psicología de la tumba, que poco a poco convierte a los
cristianos en momias de museo. Desilusionados con la realidad, con la Iglesia o
consigo mismos (EG, 83).
La alegría del
Evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se
encuentran con Jesús. Con Jesucristo siempre nace y renace la alegría (EG, 1).
V/ Verdaderamente ha
resucitado el Señor. Aleluya.
R/ Como anunciaron las
Escrituras. Aleluya.
3ª ESTACIÓN:
EL RESUCITADO SE APARECE A LOS DE EMAÚS
* Te adoramos, oh Cristo, y te
bendecimos.
+ Que por
tu santa pascua redimiste al mundo.
El mismo día, dos de ellos iban a una aldea llamada Emaús,
que distaba de Jerusalén sesenta estadios. Y conversaban entre sí de todo lo
que había acontecido (…) Y se detuvieron entristecidos.
Uno de ellos, de nombre Cleofás, le respondió: ¿Eres tú el único forastero en Jerusalén
que no sabe lo que ha pasado allí estos días? (...) Entonces Jesús les dijo: ¡Oh
necios y tardos de corazón para creer todo lo que anunciaron los profetas!
No
me cansaré de repetir aquellas palabras de Benedicto XVI que nos llevan al
centro del Evangelio: «No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o
una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona,
que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva»
[DCE, 1] (EG, 7).
No es lo mismo haber conocido a Jesús que no conocerlo,
no es lo mismo caminar con Él que caminar a tientas, no es lo mismo poder
escucharlo que ignorar su Palabra, no es lo mismo poder contemplarlo, adorarlo,
descansar en Él, que no poder hacerlo (EG, 266).
V/ Verdaderamente ha
resucitado el Señor. Aleluya.
R/ Como anunciaron las
Escrituras. Aleluya.
4ª ESTACIÓN:
LE RECONOCEN AL PARTIR EL PAN
* Te adoramos, oh Cristo, y te
bendecimos.
+ Que por
tu santa pascua redimiste al mundo.
Estando recostado con ellos a la mesa, tomó el pan, lo
bendijo, lo partió y se los dio. Se les abrieron los ojos y lo reconocieron (Lc
24, 30-31).
En su
constante discernimiento, la Iglesia también puede llegar a reconocer
costumbres propias no directamente ligadas al núcleo del Evangelio (…) No
tengamos miedo de revisarlas (…) que ya no tienen la misma fuerza (EG, 43).
La Iglesia
está llamada a ser siempre la casa abierta del Padre (…) La Eucaristía (…) no
es un premio para los perfectos sino un generoso remedio y un alimento para los
débiles (…) la Iglesia no es una aduana, es la casa paterna donde hay lugar
para cada uno con su vida a cuestas (EG, 47).
V/ Verdaderamente ha
resucitado el Señor. Aleluya.
R/ Como anunciaron las
Escrituras. Aleluya.
5ª ESTACIÓN:
EL RESUCITADO SE APARECE EN EL CENÁCULO
* Te
adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
+ Que por
tu santa pascua redimiste al mundo.
Y ellos contaban lo que había pasado en el camino, y cómo le
habían reconocido en la fracción del pan. Mientras ellos contaban estas cosas,
Jesús se puso en medio y les dijo: Paz
a vosotros. Se quedaron turbados y asustados, pensando que veían un
espíritu (…) ¿Por qué ese
espanto y a qué vienen esas dudas? Mirad mis manos y mis pies: soy yo en
persona (Lc 24, 35-39).
Hoy suele
hablarse de un «exceso de diagnóstico» que no siempre está acompañado de
propuestas superadoras y realmente aplicables (…) quiero ofrecer un discernimiento evangélico. Es la mirada
del discípulo misionero (EG, 50).
El
bien siempre tiende a comunicarse. Comunicándolo, el bien se arraiga y se
desarrolla. «El amor de Cristo nos apremia» (2Co 5,14); «¡Ay de mí si no
anunciara el Evangelio!» (1Co 9,16)
(EG, 9).
Un
evangelizador no debería tener permanentemente cara de funeral. Y ojalá el
mundo actual —que busca a veces con angustia, a veces con esperanza— pueda así
recibir la Buena Nueva, no a través de evangelizadores tristes y desalentados,
impacientes o ansiosos» (EG, 10).
V/ Verdaderamente ha
resucitado el Señor. Aleluya.
R/ Como anunciaron las
Escrituras. Aleluya.
6ª ESTACIÓN:
EL RESUCITADO DA EL PODER DE PERDONAR LOS PECADOS
* Te adoramos, oh Cristo, y te
bendecimos.
+ Que por
tu santa pascua redimiste al mundo.
Sopló sobre ellos y les dijo: Recibid el Espíritu Santo, a quien
perdonéis los pecados les serán perdonados (Jn 20, 22-23).
La pastoral
en clave de misión pretende abandonar el cómodo criterio pastoral del «siempre
se ha hecho así» (EG, 33).
Una pastoral
en clave misionera no se obsesiona por la transmisión desarticulada de una
multitud de doctrinas que se intenta imponer a fuerza de insistencia (EG, 35).
La Iglesia,
que es discípula misionera, necesita crecer en su interpretación de la Palabra
revelada y en su comprensión de la verdad. La tarea de los exégetas y de los
teólogos ayuda a «madurar el juicio de la Iglesia». De otro modo también lo
hacen las demás ciencias (…) A quienes sueñan con una doctrina monolítica
defendida por todos sin matices, esto puede parecerles una imperfecta
dispersión. Pero la realidad es que esa variedad ayuda a que se manifiesten y
desarrollen mejor los diversos aspectos de la inagotable riqueza del Evangelio
(EG, 40).
V/ Verdaderamente ha
resucitado el Señor. Aleluya.
R/ Como anunciaron las
Escrituras. Aleluya.
7ª ESTACIÓN:
EL RESUCITADO CONFIRMA LA
FE DE TOMÁS
* Te adoramos, oh Cristo, y te
bendecimos
+ Que por
tu santa pascua redimiste al mundo.
A los ocho días, estaban de nuevo dentro sus discípulos y
Tomás con ellos (…) Después dijo a Tomás: Trae
aquí tu dedo y mira mis manos, y trae tu mano y métela en mi costado, y no seas
incrédulo sino creyente. Responde Tomás: Señor mío y Dios mío (Jn 20, 26-28).
A veces sentimos la tentación de ser cristianos
manteniendo una prudente distancia de las llagas del Señor. Pero Jesús quiere
que toquemos la miseria humana, que toquemos la carne sufriente de los demás.
Espera que renunciemos a buscar esos cobertizos personales o comunitarios que
nos permiten mantenernos a distancia del nudo de la tormenta humana (EG, 270).
Él
hace a sus fieles siempre nuevos; aunque sean ancianos. Él siempre puede, con
su novedad, renovar nuestra vida (…) puede romper los esquemas aburridos en los
cuales pretendemos encerrarlo y nos sorprende con su constante creatividad
divina. Cada vez que intentamos volver a la fuente y recuperar la frescura
original del Evangelio, brotan nuevos caminos, métodos creativos, otras formas
de expresión, signos más elocuentes (EG, 11).
Una auténtica fe
—que nunca es cómoda e individualista— siempre implica un profundo deseo de
cambiar el mundo, de transmitir valores, de dejar algo mejor detrás de nuestro
paso por la tierra. Amamos este magnífico planeta donde Dios nos ha puesto, y
amamos a la humanidad que lo habita, con todos sus dramas y cansancios, con sus
anhelos y esperanzas, con sus valores y fragilidades. La tierra es nuestra casa
común y todos somos hermanos (EG, 183).
V/ Verdaderamente ha
resucitado el Señor. Aleluya.
R/ Como anunciaron las
Escrituras. Aleluya.
8ª ESTACIÓN:
OTRA SEGUNDA PESCA MILAGROSA
* Te adoramos, oh Cristo, y te
bendecimos.
+ Que por
tu santa pascua redimiste al mundo.
Les dijo Simón Pedro: Voy
a pescar. Le contestaron: Vamos
también nosotros contigo… pero aquella noche no pescaron nada.
Llegada ya la mañana, se presentó Jesús en la orilla; pero
sus discípulos no sabían que era Jesús (…) El les dijo: Echad la red a la derecha de la barca
y encontraréis. La echaron, y ya no podían sacarla por la gran cantidad
de peces (…) ciento cincuenta y tres peces grandes. Y aunque eran tantos no se
rompió la red (Jn 21.2-11).
Ya
«no podemos quedarnos tranquilos en espera pasiva en nuestros templos» y que
hace falta pasar «de una pastoral de mera conservación a una pastoral
decididamente misionera» (EG, 15).
Fiel al
modelo del Maestro, es vital que hoy la Iglesia salga a anunciar el Evangelio a
todos, en todos los lugares, en todas las ocasiones, sin demoras, sin asco y
sin miedo. La alegría del Evangelio es para todo el pueblo, no puede excluir a
nadie (EG, 23).
Iglesia en
salida (…) discípulos misioneros (…) que se involucran, que acompañan, que
fructifican y festejan (EG, 24).
Necesitamos (…) una mirada contemplativa, esto es, una mirada de fe que descubra al Dios que habita en sus hogares, en sus calles, en sus plazas (…) Esa presencia no debe ser fabricada sino descubierta, develada (EG, 71).
V/ Verdaderamente ha
resucitado el Señor. Aleluya.
R/ Como anunciaron las
Escrituras. Aleluya.
9ª ESTACIÓN:
EL RESUCITADO LES INVITA A DESAYUNAR
* Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
+ Que por
tu santa pascua redimiste al mundo.
Jesús les dijo: Traed
aquí de los peces que acabáis de coger… Cuando descendieron a tierra vieron
unas brasas preparadas, un pez puesto encima y pan (…) Vamos, almorzad (Jn 21,
4-12).
Pablo VI
invitó a ampliar la llamada a la renovación (…) que no ha perdido su fuerza
interpelante: «brota un espontáneo deseo de comparar la imagen ideal de la
Iglesia —tal como Cristo la vio, la quiso y la amó como Esposa suya» (…) El
Concilio Vaticano II presentó la conversión eclesial como la apertura a una permanente reforma de sí por fidelidad a Jesucristo (EG, 26).
La reforma
de estructuras que exige la conversión pastoral sólo puede entenderse en este
sentido: procurar que todas ellas se vuelvan más misioneras (EG, 27).
Los creyentes nos sentimos cerca también de quienes, no reconociéndose
parte de alguna tradición religiosa, buscan sinceramente la verdad, la bondad y
la belleza, que para nosotros tienen su máxima expresión y su fuente en Dios.
Los percibimos como preciosos aliados en el empeño por la defensa de la
dignidad humana, en la construcción de una convivencia pacífica entre los
pueblos y en la custodia de lo creado (EG, 257).
V/ Verdaderamente ha
resucitado el Señor. Aleluya.
R/ Como anunciaron las
Escrituras. Aleluya.
10ª ESTACIÓN:
EL RESUCITADO CONFIERE EL PRIMADO A PEDRO
* Te adoramos, oh Cristo, y te
bendecimos.
+ Que por
tu santa pascua redimiste al mundo.
Cuando hubieron comido, Jesús dijo a Simón Pedro (…) por
tercera vez: Simón, hijo de
Juan, ¿me amas? Pedro se
entristeció porque le preguntó por tercera vez si le amaba, y le respondió: Señor, tú lo sabes todo. Tú sabes que te
amo. Le dijo Jesús: Apacienta
mis ovejas (Jn 21, 15).
Dado que
estoy llamado a vivir lo que pido a los demás, también debo pensar en una
conversión del papado (…) El papa Juan Pablo II pidió que se le ayudara a
encontrar «una forma del ejercicio del primado que, sin renunciar de ningún
modo a lo esencial de su misión, se abra a una situación nueva». Hemos avanzado
poco en ese sentido (EG, 32).
Acepté con gusto el pedido de los Padres sinodales de
redactar esta Exhortación. Pero he renunciado a tratar detenidamente esas
múltiples cuestiones que deben ser objeto de estudio y cuidadosa
profundización. Tampoco creo que deba esperarse del magisterio papal una
palabra definitiva o completa sobre todas las cuestiones que afectan a la
Iglesia y al mundo. No es conveniente que el Papa reemplace a los episcopados
locales en el discernimiento de todas las problemáticas que se plantean en sus
territorios. En este sentido, percibo la necesidad de avanzar en una saludable
«descentralización» (EG, 16).
V/ Verdaderamente ha
resucitado el Señor. Aleluya.
R/ Como anunciaron las
Escrituras. Aleluya.
11ª ESTACIÓN:
EL RESUCITADO LOS ENVÍA POR TODO EL MUNDO
* Te adoramos, oh Cristo, y te
bendecimos.
+ Que por
tu santa pascua redimiste al mundo.
Id y enseñad en todas las naciones, bautizando en el
nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Y sabed que yo estoy con
vosotros todos los días, hasta el final del mundo (Mt 28, 19-20).
La nueva evangelización convoca a todos y se realiza fundamentalmente en tres ámbitos: el ámbito de (…) los fieles que conservan una fe católica intensa y sincera, expresándola de diversas maneras, aunque no participen frecuentemente del culto.
La nueva evangelización convoca a todos y se realiza fundamentalmente en tres ámbitos: el ámbito de (…) los fieles que conservan una fe católica intensa y sincera, expresándola de diversas maneras, aunque no participen frecuentemente del culto.
En segundo lugar, el ámbito de «las personas bautizadas que
no viven las exigencias del Bautismo», no tienen una pertenencia cordial a
la Iglesia y ya no experimentan el consuelo de la fe.
Finalmente, la proclamación del Evangelio a quienes no conocen a Jesucristo o
siempre lo han rechazado. Los cristianos tienen el deber de anunciarlo sin
excluir a nadie, no como quien impone una nueva obligación, sino como quien
comparte una alegría. La Iglesia no crece por proselitismo sino «por atracción»
(EG, 14).
V/ Verdaderamente ha
resucitado el Señor. Aleluya.
R/ Como anunciaron las
Escrituras. Aleluya.
12ª ESTACIÓN:
EL RESUCITADO ASCIENDE AL CIELO
* Te adoramos, oh Cristo, y te
bendecimos.
+ Que por
tu santa pascua redimiste al mundo.
Hombres de Galilea: ¿Por qué estáis mirando al cielo? El
mismo Jesús que ha sido llevado a lo alto de entre vosotros, vendrá tal como lo
habéis visto marcharse al cielo (Hechos
1, 11).
La misión del
anuncio de la Buena Nueva de Jesucristo tiene una destinación universal. Su
mandato de caridad abraza todas las dimensiones de la existencia, todas las
personas, todos los ambientes de la convivencia y todos los pueblos. Nada de lo
humano le puede resultar extraño (EG, 181).
El cristianismo no tiene un único modo
cultural (EG, 116).
Bien entendida, la diversidad cultural no
amenaza la unidad de la Iglesia (EG, 117).
V/ Verdaderamente ha
resucitado el Señor. Aleluya.
R/ Como anunciaron las
Escrituras. Aleluya.
13ª ESTACIÓN:
CON MARÍA ESPERAN RECIBIR AL ESPÍRITU SANTO
* Te adoramos, oh Cristo, y te
bendecimos.
+ Que por
tu santa pascua redimiste al mundo.
Los apóstoles eran asiduos y concordes en la oración, junto
con algunas mujeres y con María, la madre de Jesús, y con los hermanos de Él
(Hechos 1, 14).
Los laicos
son simplemente la inmensa mayoría del Pueblo de Dios. A su servicio está la
minoría de los ministros ordenados (EG, 102).
La Iglesia
reconoce el indispensable aporte de la mujer en la sociedad (…) Pero todavía es
necesario ampliar los espacios para una presencia femenina más incisiva en la
Iglesia (EG, 103).
De hecho,
una mujer, María, es más importante que los obispos (…) Aquí hay un gran
desafío para los pastores y para los teólogos, que podrían ayudar a reconocer
mejor lo que esto implica con respecto al posible lugar de la mujer allí donde
se toman decisiones importantes, en los diversos ámbitos de la Iglesia (EG,
104).
Con el Espíritu Santo, en medio del pueblo siempre está María. Ella (…)
hizo posible la explosión misionera que se produjo en Pentecostés. Ella es la
Madre de la Iglesia evangelizadora y sin ella no terminamos de comprender el
espíritu de la nueva evangelización (EG, 284).
V/ Verdaderamente ha
resucitado el Señor. Aleluya.
R/ Como anunciaron las
Escrituras. Aleluya.
14ª ESTACIÓN:
EL RESUCITADO LES ENVÍA EL ESPÍRITU SANTO
* Te adoramos, oh Cristo, y te
bendecimos.
+ Que por
tu santa pascua redimiste al mundo.
De repente un ruido del cielo, como una violenta ráfaga de
viento, resonó en toda la casa donde se encontraban. Y vieron aparecer unas
lenguas como de fuego que se repartían posándose encima de cada uno de ellos.
Se llenaron todos del Espíritu Santo (Hechos 2, 2-4).
En todos los bautizados, desde el primero
hasta el último, actúa la fuerza santificadora del Espíritu que impulsa a
evangelizar. El Pueblo de Dios (…)
cuando cree no se equivoca (…) Dios dota a la totalidad de los fieles de un instinto de la fe —el sensus
fidei— que los ayuda a
discernir lo que viene realmente de Dios (EG, 119).
Evangelizadores con Espíritu quiere decir
evangelizadores que se abren sin temor a la acción del Espíritu Santo (…) para
anunciar la novedad del Evangelio con audacia (parresía), en voz alta y
en todo tiempo y lugar, incluso a contracorriente (EG, 259).
El Espíritu Santo también enriquece a toda
la Iglesia evangelizadora con distintos carismas. Son dones para renovar y
edificar la Iglesia. No son un patrimonio cerrado, entregado a un grupo para
que lo custodie (EG, 130).
Sólo Él puede suscitar la diversidad, la
pluralidad, la multiplicidad y, al mismo tiempo, realizar la unidad (EG, 131).
Una mirada
de fe sobre la realidad no puede dejar de reconocer lo que siembra el Espíritu
Santo (…) Allí hay que reconocer mucho más que unas «semillas del Verbo» (EG,
68).
V/ Verdaderamente ha
resucitado el Señor. Aleluya.
R/ Como anunciaron las
Escrituras. Aleluya.
Monición
final
Con la
Resurrección, Cristo no ha movido solamente la piedra del sepulcro, sino que
quiere también hacer saltar todas las barreras que nos encierran en nuestros
estériles pesimismos, en nuestros calculados mundos conceptuales que nos alejan
de la vida, en nuestras obsesionadas búsquedas de seguridad y en desmedidas
ambiciones capaces de jugar con la dignidad ajena (Homilía Vigilia 2017).
La resurrección de Cristo (…) ya ha penetrado la trama
oculta de esta historia, porque Jesús no ha resucitado en vano. ¡No nos
quedemos al margen de esa marcha de la esperanza viva! (EG, 278).
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